sábado, 7 de octubre de 2017

17de Julio: de Lobos y un mirador muy alto

Oootro desayuno espléndido típico portugués para empezar bien el día que hoy está previsto de muchas curvas y muchas subidas: a ver la Soni...
Pues ya preparados, salimos camino de Cámara de Lobos, así llamada por la cantidad de lobos marinos (focas) que había hace tiempo. Poco que ver, el puerto, una calle con adornos hechos de botellas y neumáticos reciclados (muy currado todo) y seguimos camino. Próximo destino: Cabo Girão y su famoso mirador.




Aparcamos en el reservado de los autobuses, como hace todo el mundo y nos vamos hacia el mirador. Por cierto, telita con la carretera para llegar; bueno, como toda la isla. Hay rampas que ni Indurain, tienes que salir en primera. El cabo es el segundo más alto de Europa con 500 y pico metros y la sensación de ver el vacío bajo tus pies no mola nada, pero las vistas son alucinantes: fotos, visita al Señor Roca y al carro que nos vamos a visitar Ribeira Brava.


Estamos haciendo camino al Oeste, de pueblito en pueblito. Las distancias son cortas pero tardas porque hay muchas curvas y túneles. Éstos están por todos lados y comunican todas las partes de la isla, evitando rodeos os subir montañas. Hay más de 3 kilómetros...
Ribeira Brava se llama así porque desemboca el único río de la isla... Pero agua hay por todos lados. Aparcamos en el parking de la entrada y bajamos hacia el mar. Vemos un túnel que pasa al puerto  (nada recomendable) y más escaleras que llevan a casa de algún tipo, arriba en los riscos.
Enseguida te encuentras con la oficina de turismo, que es un antiguo fuerte o punto de vigilancia y a cuya empleada no le gusta nada el trabajar; una sonrisa forzada, un papel de la isla y poco más. Nos manda a la iglesia con la torre de azulejos. Bonita. Foto y a perderse por las dos calles del centro de la ciudad. En media hora has visto el pueblo.


Al carro de nuevo que nos vamos a Ponta do Sol. Otro pueblito que lo único que tiene son cuestas y encanto. Ni centro histórico, ni iglesias, ni museos y nada que ver. Casas de colores, calles empinadas, el mar y poco más.
Jardim do Mar está al lado de Ponta do Sol y comeremos allí. Lo mismo. El mar y nada más. Comemos en el único bar que vimos, el Portinho; lapas, calamares y choco. Las lapas están muy ricas pero duras como balas. Un paseo para ver a una gorda bañarse entre las piedras (tiene que ser guiri) y nos vamos a Porto Moniz, punto final por hoy.


De camino, paramos en Ponta do Pargo a ver las maravillosas vistas.



Pero antes de llegar a Porto Moniz, a Soni se le ocurre ir a las Grutas de San Vicente y así mañana tenemos todo el día para las piscinas saladas. Pues dicho y hecho. Llegamos alas 17:00, a la hora del último pase. Aparcas y por un túnel y luego por un puente cruzas la carretera y la ribeira para llegar. Pagamos tickets y a esperar un ratito en la sala de souvenirs a que empiece. Poco rato, porque enseguida viene una chica que nos lleva al correspondiente Centro de Interpretación, muy pequeño, que consta de una maqueta explicando como funciona un volcán y una peli en 3D sobre el nacimiento de Madeira. Dos chorradas muy grandes pero estás de vacaciones y entretienen. Al terminar, nos meten a todos en un ascensor y bajamos 3000 m!! hasta el centro de la Tierra (bueno, en realidad son 6 m :-) ) Una tele proyectada sobre espejos con una imagen del centro de la Tierra da la sensación de ser una enorme bola de magma. Tras esto, a la calle para entrar, ahora sí, en las grutas.


Son cuevas creadas por los volcanes y de varios kilómetros de longitud en las que a retirarse el magma se quedaron estas grutas. Son de basalto luego no hay estalactitas ni estalagmitas y agua hay, como siempre, por todos lados. Incluso han puesto unas pantallas de metacrilato para retenerla y dar la sensación de piscinas... Mind your head, mind your head...! Es la frase más escuchada por todos lados. Las grutas son una visita obligada para quien visita Madeira.


Tras salir a la luz, al coche que nos vamos a Porto Moniz, última etapa de hoy. Por cierto, estamos en el norte de la isla y esto es lo más verde que he visto en mi vida: como Asturias o La Palma pero a lo bestia. ¡Madre de Deus! Todo verde, con las flores invadiendo la carretera y riachuelos y cascads por todos lados. Parece que han rodado aquí Parque Jurásico, de verdad: en cualquier momento, nos salen los dinosaurios... Y túneles, muchos túneles.
Llegamos al hotel, el Euromoniz, y tras ver la habitación y dar una vueltecita para ver si encontramos un jerseicito, ya que hace rasquilla por aquí, nos vamos a cenar al restaurante Vistas al Mar, llamado así por las vistas a la montaña que tiene: unas gambas y ensalada y para la piltra.

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