sábado, 7 de octubre de 2017

16 de Julio: Funchal de la Frontera

Hoy es domingo y el plan es visitar la ciudad de Funchal, que no es muy grande (sobre todo el centro histórico) pero que nos puede llevar tiempo... Que estamos sin GPS!!!
El desayuno del hotel corresponde al de una fonda de carretera comarcal pero no te quedas con hambre. Con fuerzas renovadas, nos vamos al carro y bajamos a Funchal.
Como es domingo, no hay que pagar en la zona azul (sí, aquí también hay de eso) y encontramos pronto un sitio, por suerte. Aparcamos y nos vamos al teleférico que nos pilla al lado.


Cuesta 16 € por barba y no hay que esperar nada a que llegue tu cabina. Las vistas son espectaculares, merece mucho la pena e incluso hay partes en las que la altura acojona. Y en diez minutos o así te plantas en la cima del Monte, que así se llama, y te vas a ver a los corredores de carros... Mierda!!! Hoy no trabajan!!! Nos quedamos con las ganas. Una excusa para volver a Madeira.
Nos vamos a la puerta de Jardín del Monte, pagamos la entrada y para adentro. Es un jardín enorme en la ladera del monte, lleno de árboles, helechos,  flores, plantas y con azulejos que explican la historia de Madeira y Portugal a lo largo del recorrido. Hay un par de recintos con exposiciones de esculturas de Mozambique (temporales supongo) y otro con una exposición (parece permanente) de piedras preciosas, pedruscos y demás.


Al llegar abaixo del todo, te tomas el vino que te dan con la entrada y vuelta parriba pero gracias a CR7, hay unos cochecitos eléctricos que por dos pavos y medio te dejan otra vez arriba, en la puerta del teleférico. Pues hala, arriba con las chicas españolas y en un y en un pis-pas, abaixo otra vez. Paseíto por el centro y a buscar un sitio para comer: Sonia se inclina por uno que hace esquina y tiene una pinta genial y yo por uno que tiene una camarera con un culo espectacular, para forrar balones que diría mi amigo Mario... Pues resulta que es el mismo sitio! Qué bien! El Embaxador. Yo pido espetada de carne y Soni una crepe de queso con frutas y verduras y de acompañamiento, una mantequilla de hierbas, calabaza cocida y una verdura de la tierra, cocida y con sabor a aire: la pimpinela.


Ya comidos, cogemos el carro y a disfrutar de la pisci! Sonia se echa una siesta de gigante y yo me meto en el jacuzzi, la sauna, la piscina cubierta y porque no había más cosas que si no, ahí estoy yo todavía. Baja el sol, subimos a la habita y nos preparamos para cenar. He leído que aquí al lado hay un "Espethus", tipo Rodizio brasileño así que vamos allá. Yo pido una espetada de Picanha y Soni una tortilla de queso con camarones y cogumelos; nos ponemos tibios (estamos engordando) y pal hotel que hay que poner un euro para la zona azul del coche que mañana es lunes y vienen los cazamultas. Luego, a sobar.

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